El presidente Javier Milei denunció hoy que el kirchnerismo le dejó “plantada una inflación del 15.000 por ciento anual”, y confirmó que aplicará un fuerte ajuste que generará estanflación, que será duro, pero sostuvo que “será el último mal trago” y que hay una “luz al final del túnel”. Tras acusar al kirchnerismo de haberle “arruinado la vida” a los argentinos, garantizó que los recortes de gastos recaerán sobre “el Estado y no sobre el sector privado”. 

“Esta es la herencia que nos dejan Vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla. Este número del 15.000 por ciento anual, que parece un disparate, implica una inflación del 52% mensual. Hoy viaja a un ritmo de 20 y 40% mensual entre enero y febrero. Llevaría la pobreza por encima del 90% y la indigencia en 50%, por eso necesitamos aplicar un fuerte ajuste», dijo Milei.

Tras asumir como presidente, Milei denunció que «ningún gobierno recibió una herencia como la que recibimos nosotros».

Milei anunció que aplicará un drástico recorte del gasto público equivalente al 15 por ciento del Producto Bruto.

Explicó que cinco puntos de ese recorte se recortarán sobre los cargos políticos, mientras que los otros diez puntos provendrán de terminar con la deuda del Banco Central.

“El kirchnerismo que se jactaba de tener superávit gemelos, ahora nos deja un 17% del Producto Bruto de déficit gemelos”, señaló.

Dijo que de esos 17 puntos, “15 corresponden al déficit consolidado: 5 al Tesoro y 10 al BCRA”.
Anticipó que se aplicará un “ajuste fiscal en el sector público de 5 puntos del PBI, que ”caerá sobre el Estado y no sobre el sector privado».

Confió en que de esta manera se pondría fin a la emisión de dinero y alertó que “haber emitido por 20 puntos del PBI no es gratis, lo vamos a pagar en inflación”.

Dijo también que el cepo cambiario es “otra herencia de este Gobierno, que no sólo constituye una pesadilla social y productiva, sino que el sobrante de dinero es el doble que había en la previa del Rodrigazo”.

El mandatario adelantó que las primeras medidas que adoptará su gobierno “impactarán de modo negativo sobre la actividad, el empleo, la cantidad de pobres e indigentes”. “Habrá estanflación, pero no es algo muy distinto a los últimos 12 años. Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina”, señaló.

En al menos tres oportunidades, el nuevo presidente remarcó en su discurso –que se prolongó por media hora- que no hay otra alternativa que el ajuste del gasto público para combatir el déficit fiscal. “No hay plata”, machacó. Aclaró, no obstante, que esta poda recaerá principalmente “sobre el Estado, no sobre el sector privado”, lo que desató una ovación entre los manifestantes.

“No existe solución donde se evite atacar el déficit fiscal. De los 15 puntos de déficit, 5 corresponden al Tesoro Nacional. La solución implica un ajuste fiscal en el sector público fiscal, que caerá sobre el Estado y no sobre el sector privado”, subrayó.

Milei embistió contra la política de emisión monetaria que ejecutó el anterior gobierno, a su juicio causante de haber colocado al país “al borde de la inflación”. “Dado que la política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 a 24 meses, aun cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente -enfatizó-. Haber emitido por 20 puntos del PBI como se hizo en el gobierno saliente no es gratis. Lo vamos a pagar en inflación”.

“Nos han arruinado la vida y nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. Por lo tanto tampoco nos debería sorprender que nos estén dejando 45% de pobres y 10% de indigentes”, señaló.

En este sentido, el mandatario fustigó las políticas de seguridad y de educación emprendidas por la anterior gestión. “Argentina se ha convertido en un baño de sangre -dramatizó-. Los delincuentes caminan libres, mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas. El narcotráfico se apoderó lentamente de nuestras calles, a punto tal que una de las ciudades más importantes de nuestro país ha sido secuestrada por los narcos y la violencia”. Y remató: “Se acabó con el siga-siga de los delincuentes”.

“No venimos a perseguir a nadie, no venimos a saldar viejas vendettas o discutir espacios de poder, nuestro proyecto no es un proyecto de poder, es un proyecto de país. No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía interfiera con el cambio que los argentinos elegimos. A todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales que quieran sumarse a la nueva Argentina los recibimos con los brazos abiertos”, enfatizó.

Sobre el final, el mandatario buscó llevar entusiasmo frente al desafío a encarar, al que calificó de “titánico”. “Vamos a salir adelante. Será difícil, pero lo vamos a lograr”, arengó.